jueves, 11 de junio de 2009

¿Por qué el Señor te prueba?


Tal vez has pensado que la vida es injusta porque te pone momentos difíciles y sientes que tus fuerzas no pueden afrontarlas.

La prueba es como pasar una noche oscura, donde no ves nada, el camino se torna incierto. Dios podría ahorrarnos todas esas pruebas, pero considero que son necesarias para convencernos de nuestra radical impotencia para hacer el bien por nosotros mismos. Además imaginas que Jesús tuvo que superar más pruebas que tú, más terribles. Dios lo permitió y entonces, ¿por qué no permitir que las pases tú?

Santa Teresa de Lisieux decía que la cosa más grande que el Señor había hecho en su alma era “haberle mostrado su pequeñez y su ineptitud”. Vicente de Paúl decía: “El bien que Dios hace lo hace por Él mismo, casi sin que nos demos cuenta”. Lo que el Señor nos pide es confianza en Él por encima de todo. Dios reprocha a Santa Catalina de Siena y le dice: “Por qué no confías en tu Creador? ¿Por qué te apoyas en ti? ¿No soy fiel y leal contigo? El hombre todavía duda de que yo sea lo bastante poderoso como para socorrerle, lo bastante fuerte como para asistirle; tiene miedo de no encontrar en mí el pan para alimentarse”.

Nos falta confiar más en el Señor. "Por eso yo les digo: No anden preocupados por su vida con problemas de alimentos, ni por su cuerpo con problemas de ropa. ¿No es más importante la vida que el alimento y más valioso el cuerpo que la ropa? Fíjense en las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, no guardan alimentos en graneros, y sin embargo el Padre del Cielo, el Padre de ustedes, las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que las aves?" . (Mt. 6,26).

Jesús quería que todos supieran con cuánto amor él cuida realmente de todas sus criaturas. El nota cada vez que un pichoncito se cae del nido. ¿Sabe lo que te pasa? Por cierto que sí. Jesús dijo: "Aun los cabellos de ustedes están todos contados". (Mt. 10,30). Tú puedes pensar que sabes todo lo que se relaciona contigo, pero Jesús sabe mucho más, pues hasta sabe cuántos cabellos tienes en la cabeza.

Muchos jóvenes dudan en entregar su vida a Dios porque no confían en que Él sea capaz de hacerles plenamente felices, y al tratar de asegurarse su felicidad, se vuelven tristes y a veces desdichados. «Evita las preocupaciones que te afligen y los pensamientos negativos sobre lo que puede suceder más adelante. No estropees mis planes queriendo imponerme tus ideas. Déjame ser Dios y actuar como sé hacerlo. Abandónate en mí y deja en mis manos tu futuro. Dime frecuentemente Jesús confío en ti. Lo que más daño te hace es tu razonamiento, tus propias ideas y el querer resolver las cosas a tu manera. Cuando me dices “Jesús yo confío en ti”, no seas como el paciente que le pide al médico que lo cure pero le sugiere el modo de hacerlo. Déjate llevar en mis brazos. No tengas, miedo, Yo te amo. Si crees que las cosas empeoran o se complican a pesar de tu oración, sigue confiando. Cierra los ojos del alma y confía. Continúa diciéndome a toda hora: Jesús, yo confío en ti. Necesito las manos libres para obrar. No me las ates con tus preocupaciones inútiles. Satanás quiere eso: agitarte, angustiarte, quitarte la paz. Confía en mí, abandónate en mí. Yo obro en proporción del abandono y la confianza que tienen en mí. Deposita en mí tus angustias, tus problemas y dificultades y duerme tranquilo. Dime siempre: Jesús confío en ti, y verás cómo se va llenando tu alma de paz, de tranquilidad, de amor y de sosiego. Te lo prometo y te lo cumplo porque te amo. Tu amigo que nunca falla. Jesús». (Palabras de Jesús a Santa Faustina). Querido amigo, todos tenemos miedo al sufrir pero como diría Santa Teresita del Niño Jesús “Dios no permite sufrimientos inútiles”.

Participo en una Parroquia cuyo nombre pertenece a un santo: San Juan María Vianney, conocido como El Cura de Ars. Él vio todos los obstáculos y lazos que había en su camino de la vida. Se asustó; pero comprendió que sin la ayuda de Dios era imposible triunfar. Y ese es el punto, para salir vencedores de los ataques del mal, nuestra oración ha de ser incesante. En ocasiones vamos a hacer la oración con cierto desánimo y, sin que pase nada particular, salimos con el corazón apaciguado. Pero así no sientas nada en tu ser, te aseguro que el Señor obra y actúa, pero no debes de confiar en tus propias fuerzas, sino apoyarte en definitiva en la acción del Señor, te aseguro que el Espíritu Santo hace su trabajo en secreto.

Muchas veces estamos confiando en nuestras ideas sobre lo que es bueno y lo que no lo es, y no confiamos suficiente en la sabiduría de Dios. A Él debemos pedirle que nos de la sabiduría que le regaló al rey Salomón. Él pidió un corazón sabio y compasivo para que juzgara al pueblo de Dios. Esto agradó al Señor: "Dios dio a Salomón sabiduría, gran entendimiento y amplitud de corazón, como la arena que está a la orilla del mar... De todos los pueblos venían para escuchar la sabiduría de Salomón, de parte de todos los reyes de la tierra que habían oído de su sabiduría." (1 Reyes 4:29-34). Tú puedes orar y pedir esa sabiduría, pero debes acercarte al Señor de rodillas, con humildad, reconociendo su grandeza y tu pequeñez. Tienes que dejar que el Señor tome el control de tu vida.

Creo ahora, después de toda la experiencia vivida es que si alguna vez sufrí demasiado, es porque DIOS me agarró con tanta fuerza para que no cayera en el abismo.

Dios te bendiga.

2 comentarios:

Selene Mota dijo...

Hola Julio, Dios te bendiga enormente.

He quedado impactada con este escrito, ha sido un bálsamo para mi corazón, mi mente, alma y espíritu. De verdad no te imaginas ni yo sé como explicarlo... Las pruebas son necesarias, de ahí nos viene la paciencia (el saber esperar) y la verdadera fe, pues si de verdad hemos creído que todo obra para el bien de aquellos que aman al Señor y que en Él somos más que vencedores, viviremos las pruebas con la actitud de un verdadero hijo de Dios... de frente a la vida sabiendo que Jesús ha prometido estar con nosotros cada día de nuestras vidas y sabiendo que sólo Él tiene el poder de transformar las cosas.

Es muy hermoso que cites frases de Santos y sobre todos que instruyas con La Palabra, tienes un don maravilloso para la grloria de Dios.

Espero en Él, porque sé que así lo hará y de hecho lo ha estado haciendo, que confortará mi alma, me dará fortaleza, hará mi corazón y todo mi ser más agradable para Él y que también será de bendición para mí y para los míos.

Abrazos desde Santo Domingo, y gracias también por seguir "De mi corazón a tu trono".

Anónimo dijo...

muy claro y completo gracias por ese escrito esta hermoso DIOS TE BENDIGA