miércoles, 24 de junio de 2009

¿A quién iré Señor?


En la vida constantamente vivimos para elegir alguna opción que nos convenga, algún camino que nos satisfaga o que nos llene. Siempre estamos pendientes de optar por "ello" o por "aquello", pero llega un momento en que nuestra elección es más seria, cuando se trata de elegir una forma de ser más que de sentir, tenemos que tomar decisiones y optar por algo que creemos que es lo mejor.

Optar por Jesús no es fácil, implica desterrar del corazón aquellos ídolos que de una u otra manera nos seducen: el sexo, el dinero, el placer, el poder. Es necesario no tener ídolos en nuestras vidas, es necesario que nuestra vida, incluso nuestra conciencia sea iluminada de manera plena por Dios nuestro Señor. Muchas veces para tomar decisiones recurrimos a nuestros propios criterios o juicios y no tomamos en cuenta qué pensará Dios al respecto o cuál es su voluntad.

Nuestra elección debería ser siempre Jesús. Yo conozco muchos que optaron por Jesús, lo escucharon, lo siguieron pero que ahora están alejados de Él. ¿Qué les sucedió?
El Evangelio de San Juan dice: «A partir de entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y dejaron de seguirle. Jesús preguntó a los Doce: «¿Quieren marcharse también ustedes? Pedro le contestó: «Señor, ¿a quién iríamos? Tú tienes palabras de vida eterna. Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios». (Jn. 6,66-69).

Existen 2 realidades diferentes: los que rechazan a Jesús y los que lo aceptan y le siguen. Imagínate, Jesús fue admirado por muchos, por sus milagros, sus palabras, su manera de vivir, por ello mucha gente se entusiasmaba con Él y se le acercaban para oirle y para saber más de Él. Pero a pesar de ello en la biblia dice claramente que muchos dejaron de seguirle. Tal vez esperaban un gobierno terrenal y al escuchar muchas veces a Jesús que anunciaba su pasión se decepcionaron.

El gran problema creo yo, es que el entusiasmo no es suficiente para seguir a Jesús, incluso no se necesita admiración, se requiere una gran fe. Pedro confesó y reconoció que no podrían irse a otro lugar: "¿a quién iríamos? Tú tienes palabras de vida eterna". ¿Cómo puedo entender esa respuesta de Pedro?, pues de muchas formas: "Tú eres nuestra opción", "Contigo todo es mejor", "No necesito nada más", "Lo que busco está en Tí", "A tí te elijo", "Tú eres el Dios". Y nosotros, bautizados y pertenecientes a su Iglesia Santa... ¿Creemos que Jesús es nuestra opción? ¿Diremos como Pedro que no tenemos a dónde ir sin Jesús?

En mi vida he conocido muchos cristianos: por cumplir, por tradición, por costumbre, por satisfacción, por obligación, por conveniencia y los auténticos... ¿Cuál eres tú?


Dios te bendiga.

jueves, 18 de junio de 2009


JESÚS MI AMOR MÍO

Cuando entra en mí la desesperanza
y el deseo de abandonar todo se apodera de mí
y cuando las fuerzas ya no permiten levantar mis manos
Tú estás nuevamente obrando.
Cuando creo que todos me abandonan
cuando creo que todos están en contra mía
y al sentirme sólo,
Tú está nuevamente obrando.
Cuando siento que todos murmuran
y me incomodo al estar en boca de todos
y cuando no hayo esperanza
Tú está nuevamente obrando.
Cuando todo está en silencio
y hasta parecer vacío,
cuando no escucho tu voz,
Tú está nuevamente obrando.
Tú obra renueva Señor cada día de mi vida
me amas tanto que jamás sé que me dejarás
Tú obra es la fuerza que alimenta
mi alma, mi ser y todo cuanto tengo.
Tu obra que sea mi fuerza Señor
en los momentos de debilidad.
Tú obra Señor es la que habla en medio del silencio
al buscar en lo profundo de mi corazón.
Tú sabes que decir,
Tú sabes consolar,
Tú sabes liberar,
Tú sabes sanar,
Tú sabes amar.
Oh Jesús amado mío
mi roca,
mi escudo,
mi aliento,
mi fuerza,
mi consuelo,
mi Jesús.. Mi Todo..
Tú Jesús... mi Amor mío.

Amén

martes, 16 de junio de 2009

LA TEMPESTAD CALMADA

Un día subió Jesús a una barca con sus discípulos y les dijo: "Crucemos a la otra orilla del lago". Mientras navegaban, Jesús se durmió. De repente se desencadenó una tormenta sobre el lago y la barca se fue llenando de agua a tal grado que peligraban. Se acercaron a Él y lo despertaron: "Maestro, Maestro, ¡estamos perdidos!" Jesús se levantó y dió una orden al viento y al mar, y todo volvió a la más completa calma. Después les dijo: "¿Por qué tienen miedo? ¿dónde está su fe?". (Mt. 8,23-27)

LOS PROBLEMAS Y EL MIEDO


Todos pasamos por situaciones difíciles en nuestra vida: debilidades personales, enfermedades, dolor, pérdida de un ser querido, dificultades en el trabajo o de dinero, problemas de los hijos o de los padres, calumnias, infamias, injusticias...y ¿ cuál es tu reacción?. Miedo, angustia, temor, excesiva preocupación. Sabes ¿por qué? ... porque buscas apoyarte solamente en ti mismo, en lo que tú piensas, en lo que tú sientes, en lo que tú podrías hacer para resolver las cosas... te apoyas solamente en tus fuerzas humanas y casi siempre el problema es mucho más grande que tú.

Te olvidas de algo muy importante: Dios está siempre contigo, Él todo lo puede en todo momento. Él es tu seguridad. En momentos difíciles, Dios nunca se olvida de ti. SI DIOS ESTA EN TU ALMA, LO DEMÁS ES PASAJERO

Nunca olvides que fuiste creado por Dios y para llegar a Él, para vivir eternamente en el cielo con Él y que todo lo de esta vida (por importante que parezca) es transitorio, es decir, que pasa. Esta es la medicina para barrer con los miedos.

A LO ÚNICO QUE SÍ HAY QUE TENERLE MIEDO
Lo único a lo que debes tener gran temor y miedo en la vida es a pecar y a perder la amistad de Dios, porque entonces sí habrás perdido lo más importante.

¿POR QUÉ PERMITE DIOS QUE YO TENGA PROBLEMAS?

Cuando sientas que el mundo se te viene encima, que estás lleno de problemas piensa que: A Dios lo que más le importa de ti, es que logres salvarte y a veces permite que vivas momentos difíciles o dolorosos porque sabe que esto te dará la oportunidad de estar más unido a Él, de ser mejor, más santo; en otras palabras que es bueno para tu camino de salvación. A veces el dolor purifica el alma, te hace que crezcas, seas mejor y sobre todo te da la oportunidad de ofrecerlo y de que ames más a Dios. En tus manos está el que aproveches esta oportunidad para ser más santo o para alejarte de Dios.

Compara lo anterior con esto: un padre ama tanto a su hijo enfermo que permite que el doctor le ponga una inyección, porque sabe que aunque en ese momento le duela, es por un bien mayor (curarlo y que esté sano). Tú, como el niño, aunque no entiendas, debes reflexionar que si tu Padre Dios permite ese dolor, es por un bien mayor.
¿POR QUÉ CONFIAR EN DIOS?
Debes confiar en Dios porque sabes que Él es tu Padre y que te ama infinitamente, te ama mucho, mucho más de lo que tú te puedes imaginar. Si te ama, te escuchará, te ayudará y buscará tu bien.

El hombre que reflexiona que es hijo amado de Dios, no pierde la tranquilidad, la paz y la alegría ni en los peores momentos.

¡TODO ES PARA BIEN!

Dios quiere lo mejor para ti, sabe lo que necesitas. Su mirada alcanza esta vida y la eternidad . Él sabe bien lo que hace y lo que permite. Todo está dirigido para tu bien.Aprende a ver el amor que Dios te tiene tanto en las cosas buenas que te pasan como en las adversidades.

EL AFÁN DE CADA DIA

En el Evangelio nos dice Jesús: No andéis agobiados por el día de mañana, porque el mañana traerá su propia preocupación. Le basta a cada día su propia preocupación. El ayer ya pasó, el mañana no sabes si llegará para ti. No hay razón para andar angustiado y agobiado por qué pasará el día de mañana.

Dios te dará las fuerzas necesarias para enfrentar lo que traiga consigo.- Lo que importa es el hoy: es el que tienes para amar y santificarte. A veces puedes sufrir la tentación de querer dominar también el futuro y olvidas que la vida está en manos de Dios. No seas como el niño impaciente que lee un cuento y salta las páginas para ver como acaba la historia.

Pero no confundas el "no preocuparte", con el "no ocuparte" de hacer lo que debas por resolver tus problemas, de trabajar por procurarte un futuro bueno. El abandonarse en las manos de Dios no significa que te quedes sentado a que se resuelvan tus problemas y todo te caiga del cielo, significa ser responsable, poner todo lo que está en tus manos y después, dejar, confiar, abandonar el resultado en manos de Dios.

ORAR MUCHO

Para conseguir la ayuda de Dios, debes pedírsela en la oración.- En ocasiones Dios te hace esperar, otras veces rectifica lo que le has pedido y te concede lo que realmente necesitas; otras más, no te concede lo que pides, porque sin darte cuenta estás pidiendo un mal que tú crees que es un bien.

Tu oración debe de ser:

a) Con humildad, reconociendo que tú solo no puedes nada y que Dios puede todo.
b) Con constancia, pedir todos los días.
c) Con perseverancia seguir pidiendo, aunque no sientas respuesta.
d) Con confianza, sabiendo que Dios es tu Padre que te ama y busca tu bien.
e) Con serenidad, porque Dios sabe bien las necesidades que tienes, lo sabe mucho mejor que tú.

LA VOLUNTAD DE DIOS

Muchas veces los hombres no sabemos lo que es bueno para nosotros, y lo peor es que creemos saberlo. Tú tienes tus propios planes para tu felicidad, y demasiado a menudo miras a Dios simplemente como alguien que te ayudará a realizarlos. Las cosas son totalmente al revés. Dios tiene sus planes para tu felicidad y está esperando que le ayudes a realizarlos. Y quede bien claro que tú no puedes mejorar los planes de Dios. Reflexiona esto una y otra vez, todos los días y entonces podrás abandonarte con serenidad, incluso ante la dureza de aquello que no comprendes y que te causa dolor y preocupación. Nunca olvides que Dios te quiere feliz aquí en el mundo, pero te quiere aún más , feliz con Él para siempre en el cielo.
La SANTIDAD es conocer, amar y cumplir la voluntad de Dios. Amar y cumplir con alegría aquello que Dios te manda cada día a lo largo de tu vida.

jueves, 11 de junio de 2009

¿Por qué el Señor te prueba?


Tal vez has pensado que la vida es injusta porque te pone momentos difíciles y sientes que tus fuerzas no pueden afrontarlas.

La prueba es como pasar una noche oscura, donde no ves nada, el camino se torna incierto. Dios podría ahorrarnos todas esas pruebas, pero considero que son necesarias para convencernos de nuestra radical impotencia para hacer el bien por nosotros mismos. Además imaginas que Jesús tuvo que superar más pruebas que tú, más terribles. Dios lo permitió y entonces, ¿por qué no permitir que las pases tú?

Santa Teresa de Lisieux decía que la cosa más grande que el Señor había hecho en su alma era “haberle mostrado su pequeñez y su ineptitud”. Vicente de Paúl decía: “El bien que Dios hace lo hace por Él mismo, casi sin que nos demos cuenta”. Lo que el Señor nos pide es confianza en Él por encima de todo. Dios reprocha a Santa Catalina de Siena y le dice: “Por qué no confías en tu Creador? ¿Por qué te apoyas en ti? ¿No soy fiel y leal contigo? El hombre todavía duda de que yo sea lo bastante poderoso como para socorrerle, lo bastante fuerte como para asistirle; tiene miedo de no encontrar en mí el pan para alimentarse”.

Nos falta confiar más en el Señor. "Por eso yo les digo: No anden preocupados por su vida con problemas de alimentos, ni por su cuerpo con problemas de ropa. ¿No es más importante la vida que el alimento y más valioso el cuerpo que la ropa? Fíjense en las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, no guardan alimentos en graneros, y sin embargo el Padre del Cielo, el Padre de ustedes, las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que las aves?" . (Mt. 6,26).

Jesús quería que todos supieran con cuánto amor él cuida realmente de todas sus criaturas. El nota cada vez que un pichoncito se cae del nido. ¿Sabe lo que te pasa? Por cierto que sí. Jesús dijo: "Aun los cabellos de ustedes están todos contados". (Mt. 10,30). Tú puedes pensar que sabes todo lo que se relaciona contigo, pero Jesús sabe mucho más, pues hasta sabe cuántos cabellos tienes en la cabeza.

Muchos jóvenes dudan en entregar su vida a Dios porque no confían en que Él sea capaz de hacerles plenamente felices, y al tratar de asegurarse su felicidad, se vuelven tristes y a veces desdichados. «Evita las preocupaciones que te afligen y los pensamientos negativos sobre lo que puede suceder más adelante. No estropees mis planes queriendo imponerme tus ideas. Déjame ser Dios y actuar como sé hacerlo. Abandónate en mí y deja en mis manos tu futuro. Dime frecuentemente Jesús confío en ti. Lo que más daño te hace es tu razonamiento, tus propias ideas y el querer resolver las cosas a tu manera. Cuando me dices “Jesús yo confío en ti”, no seas como el paciente que le pide al médico que lo cure pero le sugiere el modo de hacerlo. Déjate llevar en mis brazos. No tengas, miedo, Yo te amo. Si crees que las cosas empeoran o se complican a pesar de tu oración, sigue confiando. Cierra los ojos del alma y confía. Continúa diciéndome a toda hora: Jesús, yo confío en ti. Necesito las manos libres para obrar. No me las ates con tus preocupaciones inútiles. Satanás quiere eso: agitarte, angustiarte, quitarte la paz. Confía en mí, abandónate en mí. Yo obro en proporción del abandono y la confianza que tienen en mí. Deposita en mí tus angustias, tus problemas y dificultades y duerme tranquilo. Dime siempre: Jesús confío en ti, y verás cómo se va llenando tu alma de paz, de tranquilidad, de amor y de sosiego. Te lo prometo y te lo cumplo porque te amo. Tu amigo que nunca falla. Jesús». (Palabras de Jesús a Santa Faustina). Querido amigo, todos tenemos miedo al sufrir pero como diría Santa Teresita del Niño Jesús “Dios no permite sufrimientos inútiles”.

Participo en una Parroquia cuyo nombre pertenece a un santo: San Juan María Vianney, conocido como El Cura de Ars. Él vio todos los obstáculos y lazos que había en su camino de la vida. Se asustó; pero comprendió que sin la ayuda de Dios era imposible triunfar. Y ese es el punto, para salir vencedores de los ataques del mal, nuestra oración ha de ser incesante. En ocasiones vamos a hacer la oración con cierto desánimo y, sin que pase nada particular, salimos con el corazón apaciguado. Pero así no sientas nada en tu ser, te aseguro que el Señor obra y actúa, pero no debes de confiar en tus propias fuerzas, sino apoyarte en definitiva en la acción del Señor, te aseguro que el Espíritu Santo hace su trabajo en secreto.

Muchas veces estamos confiando en nuestras ideas sobre lo que es bueno y lo que no lo es, y no confiamos suficiente en la sabiduría de Dios. A Él debemos pedirle que nos de la sabiduría que le regaló al rey Salomón. Él pidió un corazón sabio y compasivo para que juzgara al pueblo de Dios. Esto agradó al Señor: "Dios dio a Salomón sabiduría, gran entendimiento y amplitud de corazón, como la arena que está a la orilla del mar... De todos los pueblos venían para escuchar la sabiduría de Salomón, de parte de todos los reyes de la tierra que habían oído de su sabiduría." (1 Reyes 4:29-34). Tú puedes orar y pedir esa sabiduría, pero debes acercarte al Señor de rodillas, con humildad, reconociendo su grandeza y tu pequeñez. Tienes que dejar que el Señor tome el control de tu vida.

Creo ahora, después de toda la experiencia vivida es que si alguna vez sufrí demasiado, es porque DIOS me agarró con tanta fuerza para que no cayera en el abismo.

Dios te bendiga.

miércoles, 10 de junio de 2009

CÓMO AGRADAR A DIOS


Desde mi conversión me pegunto diariamente qué debo hacer para agradar a Dios, pues creo que todos estamos llamados a eso, todos estamos llamados a la santidad. Ser santo no es un designio de algunos sino es el llamado que hace Dios a todos, pues ser santo es en definitiva agradar a Dios. Tal vez parece imposible, es que muchos creen que para llegar a la santidad se debe obrar milagros y prodigios maravillosos. Si eres de los que piensan así, debo decirte que te equivocas. Ser santo como ya dije anteriormente es agradar a Dios. La gran pregunta sería ¿Cómo?

La Palabra de Dios. “Por tanto, la fe viene de la predicación, y la predicación, por la Palabra de Cristo”. (Rom. 10, 17). El Señor es claro a Él se le sigue por fe, más que por el sentimiento, y estamos llamados a anunciar su Palabra, así como lo hacía el mismo Pablo, llevaba el mensaje de Jesús a todos los pueblos. Se trata de oírla en tus celebraciones eucarísticas, en tus reuniones de Comunidad, de manera personal, pero sobre todo de vivirla y hacerla tuya.

Jesús vino a salvarte…créelo. “¡Así amó Dios al mundo! Le dio al Hijo Único, para que quien cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna”. (Jn. 3,16). Jesús tuvo que pagar un gran precio a causa de nuestros pecados. Fue tanto el amor que tiene Dios que envió a su hijo Único para que nos libre de la muerte, para que vivamos como Él y para Él, para tener vida en abundancia, para tener vida eterna. Recibe a Cristo como tu Salvador. Cristo está Vivo y la buena noticia es que ha resucitado de entre los muertos y te llama: "He aquí yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye hoy mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo." (Apocalipsis 3,20) Recíbelo ahora mismo. "Mas a todos lo que lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios." (Juan 1,12).

Arrepiéntete de tus pecados. “En nombre de Cristo les rogamos: ¡déjense reconciliar con Dios! En el momento fijado te escuché, en el día de la salvación te ayudé. Este es el momento favorable, éste es el día de la salvación. (2 Cor. 5,20. 6,2). La buena noticia es que con el Señor todo se puede, y tus pecados más grandes los perdona, los convierte más blancos que la nieve, sólo tienes que dejarle actuar a Él y que penetre en tu vida y tome el control total. Acepta que El pecado te separa de Dios. El pecado es la rebelión del hombre contra Dios, que resulta de la desobediencia a la voluntad de Dios. Todos hemos pecado "Todos pecaron y están privados de la gloria de Dios" (Romanos 3,23).

Antes mi vida simplemente era para agradarme a mi mismo o a los demás, de diferentes maneras, haciendo cosas que producían cierta satisfacción y todo lo que, a mi criterio, creía que debía de hacer. Cuando me encontré frente al Señor y lo reconocí como el Único, como el Rey, como el Salvador, como el Rey de Reyes todo cambió. Ahora vivo para agradar al Señor. No es fácil pero debes hacer lo que él te pide. Debes de buscar y aspirar la santidad pues eso espera de ti tu Señor. Yo te he sugerido algunas, puedes empezar con ellas. “Porque al hombre que le agrada, Dios le da sabiduría, ciencia y gozo”. Eclesiastés 2:26ª

TE QUIERO DECIR SI


Señor Tú que te entregaste en una cruz,
me pides que me entregue a mis hermanos,
y te quiero decir SI.
Señor Tú que me amaste hasta la muerte,
me pides que ame a los demás,
y te quiero decir SI.
Señor Tú que fuiste modelo de vida,
me pides que de testimonio,
y te quiero decir SI.
Señor Tú que miraste con bondad,
me pides que no sea indiferente,
y te quiero decir SI.
Señor Tú que iluminaste este mundo,
me pides que sea luz y no oscuridad,
y te quiero decir SI.
Señor Tú que sanaste a los enfermos,
me pides que sea consuelo,
y te quiero decir SI.
Señor Tú que te despojaste de todo,
me pides que renuncie a mis comodidades,
y te quiero decir SI.
Señor Tú que confiaste en el Padre,
me pides que no dude de Tí,
y te quiero decir SI.
Señor Tú que extendiste los brazos al mundo,
me pides que abraze con amor,
y te quiero decir SI.
Señor Tú que perdonaste los pecados,
me pides que no guarde rencor,
y te quiero decir SI.
Señor Tú que dejaste huella en este mundo,
me pides que siga tus pasos,
y te quiero decir SI.
Señor Tú que fuiste Evangelio vivo,
me pides que escuche tu Palabra,
y te quiero decir SI.
Señor Tú que aceptaste todo con amor,
me pides que acepte tu voluntad,
y te quiero decir SI.
Señor Tú que sacrificaste todo,
me pides que renuncie a mi mismo,
y te quiero decir SI.
Señor Tú que diste todo
permíteme darlo todo,
y amarte,
y respetarte,
y en Tí confiar,
y en Tí permanecer,
y en Tí esperar,
y en Tí, sólo en Tí,
y en el miedo,
y en el temor,
y en la duda,
y en la sequedad,
y en la lucha,
y en el camino,
y en la incertidumbre,
y en toda mi vida,
te quiero decir SI.
Amén.

jueves, 4 de junio de 2009

¿POR QUÉ ALABAMOS AL SEÑOR?


Pertenezco a una Comunidad de jóvenes y adultos en donde nos reunimos cada semana con el fin de además de tener un encuentro personal con el Señor, oramos, leemos su Palabra, y por supuesto nos congregamos con otros hermanos que tenemos el mismo sentir. Pero hay algo que siempre ando repitiendo y es que nosotros hemos sido creados para alabar al Señor. Definitivamente creo que los salmos de David son el mejor modelo de alabanza a nuestro Dios, todos ellos están llenos de una riqueza espiritual y de un profundo sentido de rendición ante el Señor. El salmo 146, en el verso 2 es claro: “Alabaré al Señor toda mi vida”. Dios nos quiere así, convencido estoy que la alabanza al Señor no debe ser solamente cuando congregas en la reunión de tu Comunidad o en alguna celebración. A Dios se le debe alabar siempre. Cuando tienes grandes momentos, alaba al Señor; cuando estás feliz, alaba al Señor; es más en los momentos más difíciles de tu vida, alaba al Señor; sin importar las circunstancias de vida que toca, sin importar los tiempos difíciles, aún cuando tengas un familiar enfermo, aún en la pobreza, aún en la desolación, en la soledad. Nuestra vida debe ser fiel reflejo de agradecimiento a Dios.

“No confíen en los poderosos, en simples mortales, que no pueden salvar: cuando expiran, vuelven al polvo, y entonces se esfuman sus proyectos”. (Sal. 146, 3-4)

¿Cuántas veces hemos depositado nuestra confianza en hombres? Gran error. Ellos nos fallarán, nuestra mirada debe estar puesta en Dios. Es decir nuestra alabanza durante toda la vida debe combinarse con la confianza total en nuestro Padre. Y es que la verdadera alabanza fluye cuando a Él le has entregado el control total y absoluto de tu vida. No confíes en otros, ni en ti mismo, porque nuestras fuerzas son pobres. Él es quien debe tener el control, Él debe manejar tu vida y si surgen dificultades, temores, problemas, preocupaciones, tristezas, verás como es Dios de misericordioso que esas situaciones se revierten a favor tuyo. Porque el Señor tiene grandes maravillas para quienes confían en Él. De eso estoy seguro.

“Él hizo el cielo y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos” (Sal. 146, 6).

¿No es motivo de alabanza también? Muchas veces nos quejamos porque hay demasiado calor, y cuando hace frío igual, nunca estamos contentos. Al Señor hay que darle gracias por la creación y agradecidos con Él por todo lo que hay en ella. Y aunque todo lo creado desaparecerá, El Creador siempre será eterno.

“El Señor libera a los cautivos, abre los ojos de los ciegos y endereza a los que están encorvados”. (Sal. 146, 8)

Todo aquel que no se ha entregado a Jesús y no le da el control total de su vida, todo aquel que sigue pecando y no se arrepiente de ellos, se encuentra encerrada espiritualmente. Pero el Señor dijo: “El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos”. (Lc. 4, 18).

¿No es acaso un buen motivo también para alabar al Señor? Jesucristo vino para salvarnos, para liberarnos, para que veamos, para que entregar su vida por nosotros que somos pecadores.

¿Por qué alabamos al Señor? Jesús le respondió: "Retírate, Satanás, porque está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto. Entonces el demonio lo dejó, y unos ángeles se acercaron para servirlo”. (Mt. 4. 10-11).

Lo alabamos para que el demonio se aleje de nuestras vidas. El diablo quiere que las almas se pierdan, por ello debemos de pedirle al Señor que se apodere de nuestras vidas y que expulse a todo tipo de mentira que el demonio nos quiere poner, para nos libere de toda atadura a causa del maligno, para que limpie la mirada. Sólo así los ángeles de Dios vendrán para servirlo junto con nosotros.

¿Por qué aplaudimos en la alabanza? La Palabra de Dios nos lo enseña. “Aplaudan, todos los pueblos, aclamen al Señor con gritos de alegría”. (Sal. 47,1)

¿Por qué levantamos nuestras manos? Porque así bendeciremos el nombre del Señor: “Eleven las manos al Santuario y bendigan al Señor”. (Sal 134. 2).
“Porque tu amor vale más que la vida, mis labios te alabarán. Así te bendeciré mientras viva y alzaré mis manos en tu Nombre”. (Sal. 63, 4-5)

Porque el Señor, nuestro Dios, nuestro creador, merece una perfecta alabanza, porque eso quiere nuestro Dios, porque Él quiere que le demostremos nuestro amor así. Y Él así lo quiere: “Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar elevando hacia el cielo unas manos piadosas, sin ira ni discusiones”. (1 Tim. 2,8).

El Señor vive en la alabanza de sus hijos, por ello querido amigo, a Él debemos adorarlo y alabarlo en todo lugar y durante toda la vida, y que nuestra alabanza sea la mejor con nuestras manos aplaudiendo, levantando las manos, con nuestras voces, con la música, con todo nuestro ser: “Alábenlo con toques de trompeta, alábenlo con el arpa y la cítara; alábenlo con tambores y danzas, alábenlo con laudes y flautas. Alábenlo con platillos sonoros, alábenlo con platillos vibrantes, ¡Que todos los seres vivientes alaben al Señor!”. (Sal. 150, 3-5).

martes, 2 de junio de 2009

TOTAL AMOR

Cómo dejar de reconocer lo grandioso que has sido conmigo, si tienes gestos de amor a cada instante.

Cómo dejar de expresar este gran amor que en mí has causado, si cada día me seduces y me llamas.

Cómo podría callar si me amas tanto que en mí ya no entra tanto amor y me das todo lo que mi ser necesita.

Cómo pagarte Señor todo el bien que me haces, cómo no darte gracias por tantos favores. Cómo devolverte tanto amor sin merecerlo.

Me amas tanto oh buen Jesús. Yo anhelo el día de quedar a tu lado y gozar la plenitud de tu amor Señor. Lo que me das me llena totalmente, pero creas en mí un deseo incontenible de necesitar más de Tí. Si haces todo perfecto porqué temer, si tienes tu mirada puesta en mí, si en tu pensamiento estoy, porque dudar de tu amor hacia mí, si cada día que pasa me conquistas con llamaradas que consumen mi corazón. Hoy Señor quiero devolverte este gran amor que tienes conmigo no sé amarte, no sé cómo, no sé si es suficiente pero Jesús, tómalo es para tí y enséñame a amarte cada día más y a pagar el amor que me das con más amor. Sólo Tú Jesús puedes enseñarme y ayúdame a no necesitar de nadie más, no quiero depender de nadie sólo de tu inconmesurable y maravilloso amor sólo contigo quiero permanecer y sólo de tí quiero gozar mi Total Amor.