martes, 23 de abril de 2013

Cómo conservar lo que Dios está haciendo en nosotros

La respuesta es: Trabajando por Cristo.

Los Holandeses son un territorio pequeño con una densidad de población muy grande sin embargo son un país muy próspero, ellos producen tulipanes, queso, leche, la mejor leche del mundo. Osea Holanda tiene una tremenda producción con tierra pequeña y cada vez le roban tierra al mar y en esa tierra ellos cultivan. Eso tenemos que hacer nosotros quitarle al diablo dominios, territorio, “ey anda diablo para allá”. Y eso que le hemos quitado al enemigo tenemos que hacer que produzca para el reino de Dios, porque la mejor manera de ganar es que produzca.

En Lucas 11:14–28 se narra el hecho de cuando Jesús libera a un hombre de un demonio. En el versículo 25 y 26 dice que el demonio volvió y “Al llegar la encuentra barrida y en orden, Entonces va y toma otros siete espíritus peores que él; entran y se instalan allí, y el final de aquel hombre viene a ser peor que el principio”.

Pero ¿Qué paso con ese hombre? ¿Por qué otra vez quedó poseído y esta vez con siete demonios? Es que sólo limpió la casa y el enemigo la encontró vacía pero si la encuentra llena de trabajo por Cristo ya no cabe el enemigo ahí. Y es que no se trata de conformarnos con lo que hacemos sino de trabajar por el Reino.

No necesitamos ser grandes predicadores. Primero empecemos en casa, en familia. Cuando aquel endemoniado el de los cerdos cuando quedo liberado le dijo yo me voy contigo. Jesús le dijo vete a tu casa y cuéntales a los tuyos como he tenido compasión de ti. (Mc. 5, 18-19)

El mejor lugar para darse cuenta de que has cambiado es en tu casa. Sino opera el reino de Dios en la casa es como la mujer que dice yo amo a todos los hombres del mundo al que no aguanto es a mi marido. El reino de los cielos empieza a trabajar en la casa, en el hogar sino le pasa como la niña que escuchó a la mamá que cantaba: “Yo tengo una madre que me ama”.. la niña dice que suerte tiene mi mamá…

Si quieres trabajar para el reino de Dios empieza en casa, tienes que proyectar el amor de Dios. Si esto de algo sirve tiene que verse en casa.

Cuando Dios quiso liberar al pueblo de Israel de Egipto (Éxodo 12) la ley que Dios dio a Moisés que se comieran un Cordero por familia y se reunieron y comieron y con la sangre marcaran la puerta, es decir la gente que pasaba por ahí viera la sangre del cordero y la gente adentro estaba reunida comiendo, unida. Y la gente veía afuera lo que pasaba adentro.

Lo que estaba pasando adentro se veía por fuera y eso va a pasar con nosotros. La gente va ver la sangre de Cristo que es el verdadero Cordero, cuando adentro de la casa estamos comulgando con Cristo que es nuestro codero, trabajar con la familia.

Luego hermanos trabajar con los amigos. Como Mateo el cobrador de impuestos, el que estaba contando sus fichas, como cuenta San Lucas Lc. 5, 29 cuando Jesús llamó a Mateo, él le ofreció un gran banquete en su casa y había muchos publicanos y otros comiendo con ellos. Mateo cuando se convirtió invitó a Jesús a comer ¿con quién más? con los publicanos, cobradores de impuestos.

Es que tenemos que predicar con tus compañeros de trabajo, amigos de estudio.

Mateo publicano evangeliza a publicanos. Mateo médico evangeliza a los médicos, Mateo empleado de una fábrica evangeliza a los empleados de esa fábrica, Mateo maestro evangeliza a los maestros. Ese es el apostolado de nosotros los laicos, a ellos los tienes que hablar de lo que Jesús obra en ti.

Tanto fue el escándalo entre los publicanos que cuando entró en Jericó (Lc. 19) había una hombre chiquito que tuvo que subir a un árbol: Zaqueo. ¿Quién era? Era el jefe de los publicanos. ¿Por qué Zaqueo quiso conocer a Jesús? Porque cada vez que los cobradores de impuestos le entregaban cuentas a él, siempre le hablaban de ese que Mateo les había presentado en su casa. y por eso cuando escucha ahí va Jesús, él dice yo también quiero conocerlo.

Hermano tú no sabes lo que va pasar si tú hablas de Jesús donde trabajas (con prudencia) no pelear, hay que presentarles a Cristo pero sin imponerle, no se impone, se propone, con testimonio, con honradez. A veces las cosas que haces hacen demasiado ruido que ya no se oye lo que estás diciendo, porque lo que estás haciendo hace mucho ruido.

También en la Iglesia, estamos en la hora de los laicos. Yo soy casado y tengo que velar por el bien de mi esposa, de mis futuros hijos. Si dijéramos evangelizar le toca a los curas, que lo haga el párroco, el obispo, estaríamos cometiendo un error ya que es deber nuestro, esto nos interesa a todos.

Iba un hombre leyendo un libro en el barco, y suenan sirenas, atención el barco se hunde y el hombre seguía leyendo. Otra vez dan mensaje de alerta: “atención, atención, se hunde el barco”, el hombre sigue igual. El capitán al ver al hombre que no hacía caso de las advertencias le increpó: “Oiga no escucha que el barco se hunde”, él le contestó: “que se hunda el barco no es mío”.

Hermanos el problema de la Iglesia es nuestro trabajo y el que no se mete es porque no quiere.

Sólo quiero terminar diciéndote que mientras tú te ocupas de las cosas de Dios, Dios se ocupa de tus cosas.

Génesis 18, 1ss dice la palabra, para que les quede esta palabra grabada en su mente y en su corazón:
1. Yavé se presentó a Abrahán junto a los árboles de Mambré mientras estaba sentado a la entrada de su tienda, a la hora más calurosa del día.
2. Al levantar sus ojos, Abrahán vio a tres hombres que estaban parados a poca distancia. En cuanto los vio, corrió hacia ellos y se postró en tierra,
3. diciendo: «Señor mío, si me haces el favor, te ruego que no pases al lado de tu servidor sin detenerte.
4. Les haré traer un poco de agua para que se laven los pies y descansen bajo estos árboles.
5. Les haré traer un poco de pan para que recuperen sus fuerzas, antes de proseguir su viaje, pues creo que para esto pasaron ustedes por mi casa.» Ellos respondieron: «Haz como has dicho.»
6. Abrahán fue rápidamente a la tienda, donde estaba Sara, y le dijo: «¡De prisa, tres medidas de harina! amásala y haz unas tortas.»
7. Luego él mismo corrió al potrero, tomó un ternero tierno y bueno y se lo entregó a un muchacho para que lo preparara inmediatamente.
8. Después tomó mantequilla, leche y el ternero ya cocinado y se lo presentó a ellos. El se quedó de pie a su lado, bajo el árbol, mientras comían.
9. Entonces le preguntaron: «¿Dónde está Sara, tu esposa?» El les respondió: «Está dentro, en la tienda.»
10. El otro le dijo: «Dentro de un año volveré por aquí, y para entonces Sara, tu mujer, tendrá un hijo.»

La palabra de Dios dice que los enviados de Dios llegaron a la tienda de Abraham en la hora más calurosa y cuando reconoció que eran sus enviados se puso de rodillas y le dijo no pases de largo Señor, siéntate por favor, yo quiero servirte, agua, bocaditos, 3 arrobas de harina, mató un ternero. Le preparó un banquete, estuvo sirviéndoles y después siguen su camino.

Ellos preguntaron por su esposa y les prometieron darles un niño y era lo que más deseaba Abraham, tenía 90 años y él deseaba un hijo.

Cuando vinieron los empleados de Dios, acaso Abraham dijo: “ya que están aquí recuerden que quiero un hijo, quiero esto por favor, ya que pasaron por aquí échenle una bendición a Sara, a mí también”. Acaso ¿eso hizo Abraham? Él sólo pensó en Servir y recibió a cambio lo que más había deseado.

Hermano sírvele al Señor, que esa petición secreta que tienes, que esa necesidad que tienes que sólo Dios la conoce, pues se encargará de poner todo a su tiempo, si conviene a tu vida espiritual Dios te va a sanar, Dios va convertir a tu familia, Dios te va a prosperar, Dios te va dar trabajo, y si no es parte del plan de Dios, Dios te va dar fortaleza.

Dios no se deja ganar en generosidad.

Recuerden primero en tu casa, después en tu trabajo y de ahí en la iglesia.

Y la paz de Dios custodiará tu corazón hasta que venga Jesucristo o hasta que tu te encuentres con Él.