viernes, 10 de julio de 2009

PARA MI.. QUIÉN ES DIOS

Para poder conocer a Dios y que quiere de nosotros nos dejó su Palabra. La Bilbia es la misma Palabra de Dios, yo lo creo, es el libro de los libros, todas las preguntas que quieras responder lo encontrarás ahí, por eso respondo a la pregunta ¿Quién es Dios? guíado por su santa palabra.

"En efecto, la palabra de Dios es viva y eficaz, más penetrante que espada de doble filo, y penetra hasta donde se dividen el alma y el espíritu, los huesos y los tuétanos, haciendo un discernimiento de los deseos y los pensamientos más íntimos". (Hebreos 4,12)

Dios lo sabe todo: "¿Acaso no se vende un par de pájaros por unas monedas? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae en tierra, sin el consentimiento del Padre que está en el cielo". (Mateo 10,29)


Dios está siempre presente y me conoce: "Ustedes tienen contados todos sus cabellos". (Mateo 10,30)


Dios es todo poderoso y en Él confío: "No teman entonces, porque valen más que muchos pájaros". (Mateo 10,31)


Dios es majestuoso, grandioso: "Vi también como un mar de cristal destellante, y a los vencedores de la bestia, de su imagen y de la cifra de su nombre, que se colocaban sobre el mar de cristal, llevando las arpas celestiales en sus manos". (Apocalipsis 15,2)


Dios es cariñoso: "Queridos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios". (1 Jn. 4, 7)


Dios es amor: "Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor". (1 Jn. 4, 8)


Dios es sabio: "¡Oh abismo de la riqueza, de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus designios e inescrutables sus caminos!" (Rom. 11,33)


Dios es único: "Ahora bien, respecto del comer lo sacrificado a los ídolos, sabemos que el ídolo no es nada en el mundo y no hay más que un único Dios". (1 Corintios 8,4)


Dios es justo: "Haz que cese la maldad de los impíos, y afianza al justo, tú que escrutas corazones y entrañas, oh Dios justo". (Sal. 7,10)

Dios es santo: "Porque yo soy Yahveh, vuestro Dios; santificaos y sed santos, pues yo soy santo. No os haréis impuros con ninguno de esos bichos que se arrastran por el suelo. Pues yo soy Yahveh, el que os he subido de la tierra de Egipto, para ser vuestro Dios. Sed, pues, santos porque yo soy santo". (Lev. 11, 44-45)

Dios es vida: "Yo habito en las alturas y en santidad; pero estoy con el de espíritu contrito y humillado, para vivificar el espíritu de los humildes y para vivificar el corazón de los oprimidos". (Is. 57,15)


Dios es mi Padre: "Ustedes ahora son hijos, por lo cual Dios ha mandado a nuestros corazones el Espíritu de su propio Hijo que clama al Padre: ¡Abbá! o sea: ¡Papá!". (Gal. 4,6)


Dios es luz: "Ya no tendrás necesidad del sol para que alumbre tu día, ni de la luna para la noche. Porque Yavé será tu luz eterna, y tu Dios, tu esplendor". (Is. 60, 19)


Dios es el creador: "Porque en él fueron creadas todas las cosas, en el cielo y en la tierra, el universo visible y el invisible, Tronos, Gobiernos, Autoridades, Poderes. Todo fue hecho por medio de él y para él". (Col. 1, 16)... "Vuelvan a ti, Señor y Dios nuestro, la gloria, el honor y el poder, pues tú lo mereces. Tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas". (Ap. 4,11)


Dios lo puede todo: Le respondió Yavé: «¿Quién ha dado la boca al hombre? ¿Quién hace que uno hable y otro no? ¿Quién hace que uno vea y que el otro sea ciego o sordo? ¿No soy yo, Yavé? Anda ya, que yo estaré en tu boca y te enseñaré lo que has de hablar.» (Ex. 4, 11-13)


Dios es incomparable: "Y por el mucho amor que le tienes has hecho estas cosas asombrosas que ahora le das a conocer. ¡Qué grande eres, Señor Yavé! No hay nadie como tú ni hay Dios fuera de ti, como lo hemos aprendido con nuestros propios oídos ". (2 Sam. 7, 21-22)


Dios es grande e inescrutable: "Grande es el Señor, muy digno de alabanza, y no puede medirse su grandeza". (Sal. 145, 3)


Dios es todopoderoso: "Y oí el ruido de una multitud inmensa, como el ruido del estruendo de las olas, como el fragor de fuertes truenos. Y decían: Aleluya. Ahora reina el Señor Dios, el Todopoderoso". (Ap. 19, 6)


Dios es omnipresente: "¿Adónde iré lejos de tu espíritu, adónde huiré lejos de tu rostro? Si escalo los cielos, tú allí estás, si me acuesto entre los muertos, allí también estás. Si le pido las alas a la Aurora para irme a la otra orilla del mar, también allá tu mano me conduce y me tiene tomado tu derecha. Si digo entonces: "¡Que me oculten, al menos, las tinieblas y la luz se haga noche sobre mí! Mas para ti ni son oscuras las tinieblas y la noche es luminosa como el día. Pues eres tú quien formó mis riñones, quien me tejió en el seno de mi madre". (Sal. 139, 7-13)


Dios es digno de adoración: "Estos son los preceptos, las normas y los mandamientos que Yavé, Dios de ustedes, me mandó, para que yo se los enseñe y ustedes los cumplan en la tierra que va a ser de ustedes. Temerás a Yavé, tu Dios, y guardarás todos los días de tu vida sus mandamientos y sus normas que te enseño hoy. Que los guarden tus hijos y los hijos de tus hijos, para que vivan largos años". (Dt. 6, 1-2)


Dios es trinidad: "Vayan, pues, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, ". (Mt. 28, 19)


Dios es fiel: "Pues su amor hacia nosotros es muy grande, y la lealtad del Señor es para siempre". (Sal. 117, 2)


Dios estará siempre: "Y cuando me busquen me encontrarán, siempre que me imploren con todo su corazón. ". (Jer. 29,13)

martes, 7 de julio de 2009

NO VUELVO ATRÁS


Nunca pensé,
que al conocerte algo hermoso me darías
algo bello encontraría para siempre.

No imaginé
que en mi vida encontraría
un nuevo amor dirferente.

Que no engaña,
ni encadena
y que es fiel eternamente amando.

Y aunque a veces en mi vida
me sienta sólo y perdido
no dejaré de confiar.

Mi corazón ha comprendido
que tu nombre es tan divino
y que largo es el camino de la muerte.

No imaginé
que en mi vida encontraría
un nuevo amor diferente.

Que no engaña,
ni encadena
y que es fiel eternamente amando.

Y aunque a veces en mi vida
me sienta sólo y perdido
no dejaré de confiar.

No vuelvo atrás
porque Tú eres en mi vida la vida
porque Tú eres la luz que me guía
y en mi casa la paz.

No vuelvo atrás
porque me has amado hasta la locura
te has entregado hasta morir por mi culpa
me has salvado no vuelvo atrás.

viernes, 3 de julio de 2009

Hermosa obligación del hombre: orar y amar

Consideradlo, hijos míos: el tesoro del hombre cristiano no está en la tierra, sino en el cielo. Por esto, nuestro pensamiento debe estar siempre orientado hacia allí donde está nuestro tesoro. El hombre tiene un hermoso deber y obligación: orar y amar. Si oráis y amáis, habréis hallado la felicidad en este mundo. La oración no es otra cosa que la unión con Dios. Todo aquel que tiene el corazón puro y unido a Dios experimenta en sí mismo como una suavidad y dulzura que lo embriaga, se siente como rodeado de una luz admirable. En esta íntima unión, Dios y el alma son como dos trozos de cera fundidos en uno solo, que ya nadie puede separar. Es algo muy hermoso esta unión de Dios con su pobre criatura; es una felicidad que supera nuestra comprensión. Nosotros nos habíamos hecho indignos de orar, pero Dios, por su bondad, nos ha permitido hablar con él. Nuestra oración es el incienso que más le agrada. Hijos míos, vuestro corazón es pequeño, pero la oración lo dilata y lo hace capaz de amar a Dios. La oración es una degustación anticipada del cielo, hace que una parte del paraíso baje hasta nosotros. Nunca nos deja sin dulzura; es como una miel que se derrama sobre el alma y lo endulza todo. En la oración hecha debidamente, se funden las penas como la nieve ante el sol. Otro beneficio de la oración es que hace que el tiempo transcurra tan aprisa y con tanto deleite, que ni se percibe su duración. Mirad: cuando era párroco en Bresse, en cierta ocasión, en que casi todos mis colegas habían caído enfermos, tuve que hacer largas caminatas, durante las cuales oraba al buen Dios, y creedme, que el tiempo se me hacía corto. Hay personas que se sumergen totalmente en la oración como los peces en eI agua, porque están totalmente entregadas al buen Dios. Su corazón no esta dividido. ¡Cuánto amo a estas almas generosas! San Francisco de Asís y santa Coleta veían a nuestro Señor y hablaban con del mismo modo que hablamos entre nosotros. Nosotros, por el contrario, ¡cuántas veces venimos a la Iglesia sin saber lo que hemos de hacer o pedir! Y, sin embargo, cuando vamos a casa de cualquier persona, sabemos muy bien para qué vamos. Hay algunos que incluso parece como si le dijeran al buen Dios: “Sólo dos palabras, para deshacerme de ti…” Muchas veces pienso que cuando venimos a adorar al Señor, obtendríamos todo lo que le pedimos si se lo pidiéramos con una fe muy viva y un corazón muy puro.


Autor:
San Juan María Vianney

Tómame

Tómame, Señor Jesús, con todo lo que soy;
con todo lo que tengo y lo que hago,
lo que pienso y lo que vivo.
Tómame en mi espíritu,
para que se adhiera a Tí;
en lo más íntimo de mi corazón,
para que sólo te ame a Tí.
Tómame, Dios mío en mis deseos secretos,
para que sean mi sueño y mi fin único,
mi total adhesión y mi perfecta felicidad.
Tómame con tu bondad, atrayéndome a Tí.
Tómame con tu dulzura, acogiéndome en Tí.
Tómame con tu amor, uniéndome a Tí.
Tómame, Salvador, en tu dolor,
tu alegría,
tu vida, tu muerte, en la noche de la cruz,
en el día inmortal de tu Resurrección.
Tómame con tu poder, elevándome hasta Tí;
tómame con tu ardor, inflamándome de Tí.
tómame con tu grandeza, perdiéndome en Tí.
Tómame para la tarea de tu gran misión,
para una entrega total
a la salvación del prójimo
y para cualquier sacrificio
al servicio de mis hermanos.
Tómame, oh Cristo, mi Dios
sin límites y sin fin.
Toma lo que puedo ofrecerte;
no me devuelvas jamás lo que tomaste,
de manera que un día
pueda poseerte a Tí en el brazo del cielo,
tenerte y conservarte para siempre.

Amén.

jueves, 2 de julio de 2009

HERIDAS

«Así dice Yavé: Tu herida es incurable, es una llaga dolorosa. No hay nadie para hacerte justicia ni hay remedio que te sane. Sí, yo te he herido como hiere el enemigo, con un golpe seco, por tu enorme culpa y por tus numerosos pecados. ¿Por qué te quejas de tus heridas, y por qué tu dolor no se puede calmar? Por tu enorme culpa, por tus numerosos pecados te he hecho esto. Sin embargo… yo voy a devolver el vigor a tu cuerpo y voy a sanar tus llagas, dice Yavé». Jeremias 30:12,13,15,17

Hoy sentí la necesidad de hablarte de las heridas, de esas que nos duelen profundamente, las heridas del corazón, las heridas del alma, seguramente escribí esto porque vino a mi mente el tiempo en que andaba con un dolor profundo a causa de mis numerosos pecados, y tarareaba una canción que hacía remembrar lo que Dios hizo en mí. Puedo afirmar con toda seguridad y claridad que a pesar de que sientes que no puedes seguir, con tu mundo destrozado (como lo sentí en algún momento), debes tener esperanza y confianza en el Señor. Cuando seas herido en tu alma, busca inmediatamente a nuestro Señor porque Él te podrá sanar. Lo dice en el libro de Jeremías claramente: “yo voy a devolver el vigor a tu cuerpo y voy a sanar tus llagas”. Toda herida deja secuela: recuerdos dolorosos, imágenes vivas, angustias, miedos y emociones que nos vuelven una y otra vez, a la memoria. Y hasta en sueños se puede repetir la escena... o podemos temer dormirnos, por miedo a revivir esa pesadilla.

Yo ahora estoy seguro que todas las dolencias del alma e incluso físicas pueden ser sanadas por Dios, pues para Él no hay nada imposible. Todas las heridas sangran por ello requieren de un tratamiento especial para lograr que cicatricen y sanen. Te hablo desde mi propia experiencia, yo cometí muchos errores lo que originó en mí una herida tan profunda que jamás pensé poder sanar, pero hoy al retroceder el tiempo que lloré, el tiempo que supliqué al Señor, cuando pedí su misericordia fui escuchado y me atendió. Amigo mío escribo aquí sobre ello porque quiero que sepas que cuando trates de olvidar sucesos que te marcaron, y te da tristeza, te angustias, e incluso ves tu futuro incierto, hoy te afirmo que puedes encontrar la paz que tanto anhelas. Si abres tu corazón, si le entregas tus dolencias a Él, el Señor te ayudará a seguir, pero no dejes de tener fe, eso quiere el Señor, Él prueba tu fe, por ello permite que pases por esas pruebas y si has pasado por una prueba muy difícil estoy convencido que Dios quiere algo contigo, sólo pregúntale que quiere de ti.

Tú podrás encontrar paz en medio de la confusión. El Señor Jesucristo nos dice: “venid a mí todos los que están cansados y agobiados que yo los aliviaré”. (Mt. 11,28). Es una invitación a acercarnos a la Iglesia y dejarnos amar por Jesucristo. Recuerdo los momentos difíciles que tuve que pasar pero al mismo tiempo mi deseo por ir a cubrirme en sus brazos, por querer sentir el calor de su abrazo, su ternura, su comprensión, quería contarle sobre mis penas, mis preocupaciones, mis arrepentimientos, mis incoherencias, mis fracasos. ¿Y sabes algo? Jesús me escuchó, estuvo presente a cada instante, sentí que Jesús sufría a mi lado, sentí que secaba mis lágrimas, Él que me comprendía, y sobre todo encontré y descubrí que Jesús me amaba. Cuando estoy cansado de verme sin fuerzas, cuando me siento incluso sin voluntad en mi trabajo, en mis estudios, cansado de mis torpezas, cansado de mis miedos, siento a Jesús y su abrazo. Y me siento amado.

Querido hermano te invito a que si sientes dolor, cansancio, angustias, penas, si sientes que no puedes más o si deseas desaparecer por todo lo que te ha pasado, lo mejor que podrías hacer es dejarte amar por el Señor y confiar en Él, te aseguro que te sanará, te aliviará y encontrarás la paz. Dios siempre cumple sus promesas.

Bendiciones.